El sentido de la vista es quizás el más importante para los animales. Les permite ver el mundo que los rodea, descubrir su alimento, advertir un peligro. Pero lo curioso es que no todos los animales ven igual o, si miran las mismas cosas, las ven de manera diferente. Al comparar los ojos de los animales comprobamos, una vez más, la sabiduría de la naturaleza, que da a cada ser lo necesario para sobrevivir.
En los invertebrados, como los equinodermos, los ojos son simples manchas pigmentarias; los insectos tienen dos tipos de ojos: los simples y los compuestos. Los cefalópodos, como el pulpo, poseen un órgano visual muy desarrollado, y en los peces la córnea aparece achatada, para evitar lesiones cuando nadan y también para facilitar su avance, pues el ojo convexo ofrecería mayor resistencia en el agua.
Las aves tienen ojos grandes y alargados en dirección antero posterior, y están dotadas de un mecanismo de acomodación para ver a grandes distancias o desde enormes alturas a sus presas. Los gatos ven bien en la Oscuridad, gracias a la forma especial de su pupila, que se puede dilatar mucho, y a las características de su ojo interno, que posee capas, que reflejan la luz, lo que hace que las pupilas de este felino brillen en la oscuridad. Los ojos de topo, mamífero de vida subterránea, son muy pequeños, ya que el animal casi no los necesita.
Y así, si recorremos la amplia y variada escala animal, encontraremos una cantidad bastante numerosa de ejemplos, cuya diversidad nos resultaría tan sorprendente como admirable.
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